Juan José Cuenca tiene esperanza en que la crisis sanitaria «termine cuanto antes, si Dios quiere». Tiene 62 años. Después de toda una vida cultivando en la huerta de Cox y vendiendo las mejores frutas y verduras frescas en los mercadillos de la provincia, el mundo se ha enterado de que es un trabajador esencial. Cuenca es también un pequeño agricultor autónomo con 9 tahullas de espléndidos bancales -en torno a una hectárea de terreno-. Su situación es más preocupante que la de medianas y grandes empresas agrícolas que han visto cómo naranjas, limones, coliflores «ahora están por las nubes» en el supermercado.
La prioridad ahora es dar salida a través de otras vías a lo cultivado para que no se pierda
Este agricultor tiene que hacer frente a gastos, como un préstamo para afrontar los daños de la DANA de septiembre en la Vega Baja, sin recibir ningún ingreso desde mediados de marzo. Cree que si en mayo o junio los mercadillos se ponen en marcha los compradores valorarán mucho más el lujo de disfrutar de la mejor calidad-precio.
Ahora su prioridad pasa por dar salida a los productos a través de otras vías para que no se pierdan en un campo regado con especial generosidad por las lluvias de esta primavera. Como el de cientos de pequeños huertanos… ahora esenciales. Cuenca sigue trabajando la tierra.
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