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Dra. López, Dra. Carratalá y Dra. Manso

EQUIPO DE MEDICINA INTERNA DE HLA VISTAHERMOSA

Dra. López, Dra. Carratalá y Dra. Manso

Hace ya casi dos meses que estamos sufriendo la pandemia del Covid-19 y las muestras de solidaridad y agradecimiento al personal sanitario se repiten cada día. Sin embargo, los profesionales sanitarios queremos manifestar, a través de estas líneas, que las figuras verdaderamente esenciales en la lucha contra el Covid-19 son todos y cada uno de los ciudadanos que, de forma responsable, se han quedado en casa consiguiendo así romper la cadena de transmisión del virus.


Es indescriptible experimentar en los pacientes el cambio de percepción de su estado de miedo e incertidumbre a alivio y agradecimiento el día que vencían la enfermedad y es reconfortante verse reflejado en ella.

En HLA Vistahermosa trabajamos incansablemente desde el primer día con un único objetivo: cuidar de nuestros pacientes.
Los mensajes de aliento entre compañeros se suceden cada día, así como las de empatía y complicidad con todos y cada uno de nuestros pacientes.
Todos sin dilación han trabajado sin descanso sacando lo mejor de ellos mismos. Una dramática situación que nos ha reforzado como equipo y organización.
Desde aquí queremos devolver ese agradecimiento que cada día brindan ciudadanos de toda España y que nos muestra como una sociedad unida, en los miedos, en las esperanzas y en el reconocimiento del trabajo de los demás.

Enrique Bojó Benet posa delante de uno de los vehículos del operativo de la UME que está dirigiendo tras el 14 de marzo.
Enrique Bojó Benet posa delante de uno de los vehículos del operativo de la UME que está dirigiendo tras el 14 de marzo.

Alivia las jornadas tensas con los pocos ratos que la crisis le deja pasar con su mujer y sus dos hijos, de 15 y 12 años, en València. A su madre, que vive con la abuela, de 98 años, solo las ve desde el coche cuando pasa por su calle camino del cuartel. Ahora está en Alicante.

«No te abstraes del horror, te quedas con el afecto de la gente, con sus caras de alivio cuando te ven llegar»

Es jefe de pelotón de la UME y coordina a todos los equipos de intervención acuartelados en Rabasa. Su trabajo está ahora en la tercera fase, la de desinfección de las residencias de mayores, muy castigadas por el coronavirus. «Dividimos las instalaciones en zonas rojas (en las que está confirmada la presencia del Covid-19), de tránsito y verdes. Nos desinfectamos cada vez que entramos y salimos, sin excepción», explica este mando de 46 años. «Es muy difícil desconectar, no pensar en el horror porque no se habla de otra cosa, pero intento aprovechar el tiempo que paso con mi familia en casa para abstraerme, aunque con la tensión de las partidas al parchís junto a mi esposa y mis hijos, no siempre es fácil», bromea el jefe de pelotón de la UME.

«Mi esposa tiene que entrar y salir, asumimos riesgos, pero no podemos quedarnos con eso, hay que pensar en la ayuda que ofrecemos, en el cariño de la gente, en el alivio que notas que sienten cuando te ven llegar. Somos un país que vive en la calle y estamos cumpliendo el confinamiento de un modo ejemplar. Cuando todo pase, tendremos que sentirnos muy orgullosos todos», subraya Enrique Bojó. Desde que inició la coordinación del operativo tras el 14 de marzo, ninguno de sus compañeros ha dado positivo.

El teniente del MOE trabaja en la desinfección de una cocina de los CdT (Centres de Turisme) que el Consell tiene en Alicante.
El teniente del MOE trabaja en la desinfección de una cocina de los CdT (Centres de Turisme) que el Consell tiene en Alicante.

A la vanguardia, en primera línea, sin descanso. Lo más parecido a una jornada libre para el MOE son los días de baja actividad, esos que permanecen en el cuartel mientras aguardan las peticiones de ayuda para volver a intervenir, uno a o dos a la semana.

«Es un orgullo poder ayudar dentro de nuestro país porque nuestras misiones son en el extranjero»

El teniente Pedro M. S., gaditano, 29 años, dirige una unidad dedicada a la desinfección de instalaciones críticas y a garantizar el confinamiento ordenado por el Gobierno de España. «Cuesta maniobrar todo el día con el equipamiento que nos protege contra el virus, pero se pasa al comprobar que, con lo que hacemos, los profesionales sanitarios, los trabajadores, la ciudadanía, se sienten más seguros», confiesa el teniente.

Licenciado en 2016 en la Academia de Oficiales, y un año justo de contraer matrimonio, este militar de vocación no piensa en los riesgos que asume conviviendo a diario, cara a cara, con el Covid-19. Lo que le hace feliz es saberse útil para su país: «Para todos nosotros es una satisfacción poder ayudar dentro de nuestro territorio porque lo normal es que operemos en el extranjero», admite. Su último trabajo: desinfectar las cocinas del CdT del Monte Tossal, «en el que Cruz Roja Alicante tiene previsto servir más de 300 comidas cada día» a personas en situación de vulnerabilidad social. «El sacrifico de la gente tendrá recompensa», asegura.

Lidia agradece que tienen disponibilidad completa de EPIS para todos los compañeros.
Lidia agradece que tienen disponibilidad completa de EPIS para todos los compañeros.

«Nuestro día a día es complicado, el trabajo que conocíamos ha cambiado drásticamente, ahora somos el doble de personal para poder asumir toda la carga asistencial, hemos tenido que crear varios equipos solo para tratar pacientes infectados por el virus, la otra mitad de la plantilla sigue atendiendo a nuestros pacientes más vulnerables tal y como se hacía antes.

«La carga emocional es bastante intensa. Esta situación se contagia entre todo el personal del servicio y notamos altibajos constantes»

Nuestro gran equipo de enfermería ha elaborado un protocolo muy exhaustivo para poder hacer un seguimiento lo más especifico posible para los pacientes COVID positivos o con sospecha de tenerlo. A día de hoy nos siguen surgiendo dudas, miedos e incertidumbres sobre el comportamiento del virus y como actúa en cada paciente, por lo que emergen protocolos nuevos a diario y debemos estar atentos y estudiando cada caso de manera individual.

En nuestro servicio no hemos tenido afortunadamente ningún sanitario contagiado y hemos podido tener disponibilidad completa de EPIS para todos.

La carga emocional es bastante intensa. Hay días que no quiero levantarme e ir a trabajar, y hay días que he llorado después de acabar la jornada. Esta situación se repite y se contagia entre todo el personal del servicio y notamos altibajos constantes entre todos, pero lo bueno es que los identificamos y entre nosotros somos capaces de animarnos, aunque el hecho de no poder abrazarnos o tocarnos lo hace todo aún más difícil».

José Gil, en su quiosco ubicado en la calle Navarra de Elda.
José Gil, en su quiosco ubicado en la calle Navarra de Elda.

Cada ejemplar de periódico que los lectores puede adquirir en formato papel es posible gracias al trabajo de muchos profesionales diferentes al del periodista. Entre estos está el quiosquero, un profesional que facilita que un servicio básico como es el de la información en formato papel llegue a la sociedad en tiempos de pandemia.

«Confío en que cuando superemos esto la gente valore más los negocios de cercanía y de barrio»

José Gil, presidente de los quiosqueros de Elda, regenta uno en la calle Navarra del municipio. «Nuestro día a día ha cambiado muchísimo porque la venta ha caído. No hay gente en la calle y el tradicional reparto que hacemos a bares y cafeterías es inexistente», afirma. Además de la prensa, su quiosco también es papelería, algo que no le ha evitado tener que hacer un expediente de fijo discontinuo para el trabajador que tiene. «Ahora mismo los quioscos estamos subsistiendo, estamos pasándolo mal y, en mi caso, llego para gastos. A final de mes no sé si los podré cubrir», explica José Gil, quien considera que lo importante ahora es superar la situación actual.

Sobre la posibilidad de recibir ayudas, este quiosquero lamenta que los de su colectivo «tenemos muy difícil justificar la caída de los ingresos y no podemos recibir ningún tipo de ayuda o subvención».A pesar de ello, continúa a pie de calle trabajando todos los días. «Es importante que la gente sepa que estamos activos y confío en que cuando superemos esto la gente valore más los negocios de cercanía y de barrio».

Los redactores de INFORMACIÓN están trabajando desde sus casas desde el decreto del estado de alarma.
Los redactores de INFORMACIÓN están trabajando desde sus casas desde el decreto del estado de alarma.

«Del teléfono al ordenador. Así se puede resumir mi rutina desde que la pandemia de coronavirus nos envió a los periodistas a trabajar desde casa. Diez años llevo escribiendo sobre la sanidad alicantina y jamás pensé vivir una distopía semejante. Hospitales de campaña, hoteles medicalizados, UCIs al borde del colapso y médicos a los que conoces personalmente atacados por este enemigo invisible.

«Jamás pensé vivir una distopía semejante: hospitales de campaña, hoteles medicalizados, UCIs al límite…»

A la avalancha de datos y de información que gestionar en un momento como este se suma la dificultad de hacerlo a distancia, de batallar con ese gusanillo que te haría meterte de cabeza en un hospital para ver de primera mano como están las cosas. Por responsabilidad -tengo una madre mayor y enferma a la que atender- no lo puedo hacer. Así que desde mi casa trato de bajar cada día al fondo de este momento histórico hablando con los que están en primera línea, con los médicos, los enfermeros, los pacientes… Hoy tenemos unas tecnologías que nos lo permiten, pero la tarea no es sencilla.

Y es que si un mito se ha caído, ese es el del teletrabajo. Sobre todo si lo tienes que compaginar con una niña de cinco años. La tele se ha convertido, muy a mi pesar, en la mejor aliada, aunque no siempre las cosas salen como quiero y Julia ya me ha sacado los colores al entrar en directo a una rueda de prensa. Gajes del oficio en tiempos de Covid-19».

Amelia Perucho, en las instalaciones del Puerto de Alicante.
Amelia Perucho, en las instalaciones del Puerto de Alicante.

«Nos hemos ido adaptando. Al principio intentamos mantener la misma dinámica pero en una situación tan excepcional hemos tenido que reinventarnos y enfocarnos en las labores más productivas. En cuanto a las medidas de protección que hemos adoptado, utilizamos mascarillas, geles o guantes, además de extremar la higiene de los trabajadores y la limpieza de las instalaciones. Además mantenemos las distancias y seguimos las pautas marcadas por Sanidad.

«Nos hemos enfocado en el transporte de artículos de primera necesidad»

El volumen de tráfico ha descendido al estar muchas fábricas cerradas. Nos hemos enfocado en el transporte de artículos de primera necesidad que es lo que la sociedad demanda en estos momentos.

Esperamos poder volver lo antes posible a la normalidad, pero estamos mentalizados de que el proceso de vuelta a la calma será paulatino. Nosotros somos unos afortunados porque seguimos manteniendo volumen de trabajo, aunque por contra nuestros trabajadores están en las primeras líneas de exposición. La única forma de ver esta situación es día a día, sin marcarse plazos».

Javier Herrada, encargado del Servicio de Limpieza Viaria de FCC.
Javier Herrada, encargado del Servicio de Limpieza Viaria de FCC.

«La rutina a nivel empresa ha variado en la misma línea que en todas, en materia de prevención e higiene. En nuestro caso hemos separado turnos para evitar que se mezclen en nuestras instalaciones, sobre todo en oficinas y vestuarios. Hemos puesto mayor implicación en la desinfección de vehículos y cabinas, espacios y herramientas de trabajo a las que hay que prestar atención para que diariamente queden completamente desinfectadas para retomar el trabajo a la jornada siguiente.

«Es vital la coordinación para realizar debidamente la limpieza en puntos y zonas sensibles»

En estos momentos juega un papel muy importante la coordinación para que los puntos y zonas más sensibles como pueden ser supermercados, ayuntamiento, hospital o puntos de frecuencia de gente se desinfecten de forma continuada. En este aspecto estamos completamente coordinados con el Ayuntamiento de Alcoy para marcar la hoja de ruta diaria y que todo qu esté atendido. Además también se ha duplicado la cantidad de producto desinfectante que se añade al agua para que cumpla así con la función deseada.

Hemos notado que en los contenedores subterráneos la gente tiene miedo a tocar el tirador para abrirlos y deja las bolsas en el exterior, pero al margen de esto no hemos notado otro tipo de comportamientos que denoten fobia o preocupación en cuanto a la limpieza viaria.

En relación al futuro, está claro que cualquier pensamiento es completamente personal ya que ni siquiera los propios expertos saben que va a ocurrir y todo depende de la evolución del virus. Aunque creo que no vamos a volver a la normalidad al 100% y que esto es un precedente en materia de limpieza e higiene, pienso que hay medidas que no van a perdurar en el tiempo ni que tampoco va a ser algo tan drástico como algunos creen. Está claro que al igual que ahora hay que velar porque las ciudades estén limpias y que la ciudadanía este protegida en esta materia».

Christian, en plena avenida de Alfonso El Sabio de Alicante, durante un servicio de vigilancia del confinamiento.
Christian, en plena avenida de Alfonso El Sabio de Alicante, durante un servicio de vigilancia del confinamiento.

Tiene su cometido muy claro: «Mantener la motivación y dedicación de mis hombres y la mía propia, ya que nos enfrentamos a una situación inédita con un escenario distinto cada día». Christian está orgulloso de que su grupo «esté anteponiendo su deber como policías a sus intereses personales y familiares». «Gracias al apoyo incondicional de nuestras familias y al compañerismo, asumimos los riesgos que esta emergencia conlleva. Alterno un día entero de trabajo y otro de descanso, de manera ininterrumpida, hasta que finalice el estado de alarma, así que combino mi completa dedicación al trabajo con mis deberes como padre», reconoce el inspector jefe de la Policía Nacional.

«Lo que peor llevo es saber que puedo contagiar a mi familia cuando vuelvo a casa»

«Quiero, en mi nombre y en el de mis compañeros, para agradecer a los ciudadanos en general el respeto que están mostrando con el confinamiento, aunque sí es cierto que nos hemos encontrado alguna situación curiosa», desvela el mando policial. «Recuerdo haber identificado a una persona que acababa de salir de su portal que al ser preguntado por el motivo del desplazamiento que iba a realizar en ese momento, contestó: salgo para bajar al perro. La sorpresa fue cuando, al preguntarle por el perro, él mismo manifestó que, con los nervios, no sabía si lo había bajado, se lo había dejado en casa o lo había perdido», detalla Christian, que reconoce que lo que peor lleva a diario «es saber que puedo contagiar a mi familia cuando vuelvo a casa».

Cristina posa uniformada y con su material de protección delante de la cárcel de Fontcalent.
Cristina posa uniformada y con su material de protección delante de la cárcel de Fontcalent.

Cristina cumple destino en el Núcleo de Servicios de la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante.

«Cada día que pasa es un día menos que queda para superar esto con la ayuda de todos»


Actualmente, sus compañeros y ella refuerzan la seguridad ciudadana en distintos puntos de la provincia, vela por el cumplimiento de las restricciones de movilidad. Los servicios solemos realizarlos en grupos estancos, es decir, con la misma pareja de patrulla, para intentar minimizar el riesgo de contagio», explica. «Lo más impactante es estar de servicio con las calles vacías, los parques silenciosos, sin gente paseando, sin niños jugando…», subraya Cristina.

«Cada día observamos cómo sale a relucir el lado más humano de las personas: es imposible no emocionarse con los aplausos de la gente, animándonos desde sus casas cada día, aplaudiéndonos desde sus ventanas y balcones cuando pasamos por la calle o incluso gente que nos para porque quieren agradecernos nuestra labor», admite la guardia civil, que lleva mal «tener a la familia y a mis seres queridos lejos, en otra provincia, y no poder abrazarles, es muy duro; pero cada día es un día menos para verles», confiesa. «No me cabe duda de que saldremos adelante, más reforzados si cabe, gracias a la colaboración y al esfuerzo de todos, cada uno aportando su granito de arena particular», defiende Cristina.