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Juan Carlos Soler, Técnico de Emergencias Sanitarias de la unidad Alfa 1 del SAMU de Alicante.
Juan Carlos Soler, Técnico de Emergencias Sanitarias de la unidad Alfa 1 del SAMU de Alicante.

«Suena el despertador y nos preparamos mentalmente para afrontar una guardia de 24 horas en el SAMU. Mi mujer Nuria y yo nos miramos a los ojos y se despide con un ‘ten mucho cuidado’. Me voy preocupado por poder contagiar a los míos a la vuelta, pero a la vez orgulloso de poder contribuir a aliviar sufrimientos y salvar vidas en la medida de lo que podamos.

« Me queda la enorme satisfacción de haber aportado esperanza y alivio a muchísima gente»

No hay tráfico apenas y se ven algunos coches de policía parando a viandantes. Llego a mi base del Hospital y empieza una nueva rutina muy distinta a hace muy pocos días. Una ambulancia UVI con olor a lejía. Los compañeros salientes nos relatan lo vivido y uno tiene que ser muy fuerte psicológicamente, demasiadas muertes diarias y aunque llevamos la mayoría más de 20 años en el servicio, nunca habíamos experimentado esta situación tan difícil a algo invisible como es el Covid-19.

Avisos con Equipos de Protección Individual (EPI), un pequeño error cometido puede salirte muy caro al igual que a dos compañeros del Samu de Valencia que han fallecido de coronavirus y que están en nuestro recuerdo.

Ya en casa muy cansado, reseteo mi mente, por todo el sufrimiento vivido por los enfermos y sus familiares que hemos atendido en la primera línea de fuego. Una sensación de preocupación y de resignación me invade. Me queda la enorme satisfacción de haber aportado esperanza y alivio a muchísima gente junto a mis compañeros médicos, enfermería y TES del SAMU que diariamente nos jugamos la vida por todos.


Después, mi hijo Sergio y mi mujer, Nuria, me miran sin saber qué decirme y yo les digo, «todo ha ido muy bien cariño», sin realmente estar seguro. Seguimos con la cabeza alta. Todo pasará».

Felix Sánchez, en primer término, junto con sus compañeros de Protección Civil. INFORMACIÓN
Felix Sánchez, en primer término, junto con sus compañeros de Protección Civil. INFORMACIÓN

Jefe de Unidad de Formación Interna de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil del Ayuntamiento de Alicante

«Mi nombre es Félix Sánchez. Soy uno de tantos prejubilados de banca que la crisis de 2009 dejó en casa… Tengo 61 años y tengo el honor de pertenecer a la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil del Ayuntamiento de Alicante desde junio de 2016. Con la llegada del Covid19 sé, desde el primer momento, que tengo que participar activamente en cualquier actividad en la que pueda ser útil a los demás y como Jefe de Unidad me siento responsable de animar a mis compañeros a hacer lo mismo, en la medida de las posibilidades de cada uno, realizando servicios para la población».

«Transportamos alimentos a las asociaciones benéficas que nos lo solicitan»


«Participamos, desde su apertura, en un pabellón de deportes habilitado como albergue para personas sin hogar, colaboramos activamente en atender las necesidades básicas de los alojados allí y también estamos transportando alimentos a las distintas asociaciones benéficas que así lo solicitan con la finalidad de mitigar, en la medida de lo posible, los efectos de esta crisis en las familias más vulnerables».

«Indudablemente, todo ello ha repercutido en mi familia y amigos, ya que el miedo al contagio existe. Aun así, cuento con el apoyo de cada uno de ellos a pesar del miedo que sienten por lo que pueda pasar y es eso lo que me anima a seguir trabajando en esta tan lamentable emergencia mundial».

Germán Torres sostiene una de las pantallas de protección que han fabricado a los sanitarios para evitar contagios. INFORMACIÓN
Germán Torres sostiene una de las pantallas de protección que han fabricado a los sanitarios para evitar contagios. INFORMACIÓN

Bombero del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento del Ayuntamiento de Alicante.

«En los parques de Bomberos del Ayuntamiento de Alicante, con el Covid-19, hemos modificado los protocolos para mantener distancias y extremar las medidas de desinfección. Nosotros somos como una familia, y también hemos cambiado la convivencia: ya no comemos juntos, dormimos solo dos por habitación y no coincidimos con otros turnos.

«Debemos aprovechar la ocasión para cambiar el mundo y recuperar nuestro planeta»

Todos mis compañeros del SPEIS nos hemos implicado mucho en un proyecto muy gratificante que nace para ayudar a sanitarios y cuerpos de seguridad. Ante la falta de material de protección, comenzamos a fabricar pantallas y batas para evitar contagios. Actualmente, llevamos repartidas más de 10.258 unidades en toda España.

En la parte personal, lo estoy pasando mal porque llevo más de un mes sin poder ver a mi hija, como medida de seguridad. Los niños nos están dando una lección,, ellos son más solidarios y pacientes. La experiencia les va hacer crecer y ser mejores personas en un futuro. De esta pandemia debemos aprovechar la oportunidad de cambiar el mundo y recuperar nuestro planeta»

Iván García Lázaro, embarcado en el «Victoria y Pedro» es uno de los pocos pescadores que se ha arriesgado y no ha presentado ERTE.

Iván García Lázaro tiene 25 años. Es de Los Nietos, el Mar Menor. Es pescador y va embarcado en el «Victoria y Pedro», un barco cerquero, dedicado a la captura de pescado azul.


Es uno de los pocos que se ha arriesgado y no ha presentado ERTE -cada barco es una pequeña empresa de 17 metros de eslora y 11 trabajadores-, con lo que cumplir la norma de distanciamiento es más que complicado en un trabajo físico y en equipo.

Cada barco es una pequeña empresa de 17 metros de eslora y 11 trabajadores


Todos llevan mascarillas y algunos pantalla protectora. Cada una con su nombre. «Ahora se valora más lo que hacemos. Mucho más», explica este joven pescador mientras ayuda a «saltar» a puerto las cajas de sardina y boquerón que se venden a precio de oro esta semana en la subasta de Torrevieja. Eso pese a la caída de la demanda de restauradores y pequeñas pescaderías que se compensa con una oferta más escuálida todavía.


En el «Victoria y Pedro» una pequeña pancarta cuelga de la proa. «Juntos Podemos. Nosotros Somos Necesarios. Trabajamos Por y Para Ti». Si la faena en el mar era dura, ahora lo es más. Pero siguen adelante. Y ya no son invisibles.

Juan José Cuenca lleva toda una vida cultivando en la huerta de Cox y vendiendo sus frutas y verduras en los mercadillos de la provincia.
Juan José Cuenca lleva toda una vida cultivando en la huerta de Cox y vendiendo sus frutas y verduras en los mercadillos de la provincia.

Juan José Cuenca tiene esperanza en que la crisis sanitaria «termine cuanto antes, si Dios quiere». Tiene 62 años. Después de toda una vida cultivando en la huerta de Cox y vendiendo las mejores frutas y verduras frescas en los mercadillos de la provincia, el mundo se ha enterado de que es un trabajador esencial. Cuenca es también un pequeño agricultor autónomo con 9 tahullas de espléndidos bancales -en torno a una hectárea de terreno-. Su situación es más preocupante que la de medianas y grandes empresas agrícolas que han visto cómo naranjas, limones, coliflores «ahora están por las nubes» en el supermercado.

La prioridad ahora es dar salida a través de otras vías a lo cultivado para que no se pierda


Este agricultor tiene que hacer frente a gastos, como un préstamo para afrontar los daños de la DANA de septiembre en la Vega Baja, sin recibir ningún ingreso desde mediados de marzo. Cree que si en mayo o junio los mercadillos se ponen en marcha los compradores valorarán mucho más el lujo de disfrutar de la mejor calidad-precio.


Ahora su prioridad pasa por dar salida a los productos a través de otras vías para que no se pierdan en un campo regado con especial generosidad por las lluvias de esta primavera. Como el de cientos de pequeños huertanos… ahora esenciales. Cuenca sigue trabajando la tierra.