Las empresas hoteleras, como Hosbec, tienen que estar inmersas en esa estrategia de reposicionamiento, de un producto de mayor calidad

Imagen nocturna de la ciudad de Benidorm
Imagen nocturna de la ciudad de Benidorm

Si hay una realidad que debe impregnar a todo el sector turístico y al hotelero en particular, es que ya no vale sólo con cambiar de piel… Durante años, las estrategias de mejora del sector pasaban por actuaciones ligeras, mientras que ahora mismo, la era de reconversión permanente en la que está inmersa la hotelería exige una revolución: ya no vale con «mudar la piel», sino que sometemos al sector a un «cambio radical».

Así, las empresas hoteleras tienen que estar inmersas en esa estrategia de reposicionamiento, de un producto de mayor calidad, de hoteles singulares, de variedad y complementariedad… En esta nueva era se han incorporado reformas y nuevos elementos que hasta ahora se obviaban para hacer más «ligero» el coste de la reforma.

Ahora no se pueden pasar por alto actuaciones tan esenciales como la insonorización, iluminación, ascensores, comodidad y confort, camas nuevas, decoración atractiva…. Esta es la filosofía que impregna ya la mentalidad hotelera para competir en un mundo en el que cada vez se hacen mejor las cosas y «nosotros tenemos la obligación de hacerlas todavía mejor», como ha expresado Toni Mayor, el presidente de Hosbec.

En este nuevo escenario, además, los hoteles se convierten también en parte de la decoración de la escena urbana o del destino turístico: su edificio aporta valor al entorno y son los grandes valores de la decoración lumínica de una ciudad como por ejemplo, Benidorm que debe aspirar a ser el Gran Broadway del Mediterráneo, vendiendo el día y también la noche, y fidelizando al cliente por la satisfacción y la felicidad.